LOS ANGELES (Page Up/The New York Times News Service).- Para ser un hombre cuya carrera conoció mejores días que los actuales, Jim Carrey se muestra llamativamente contento. Y el actor, pese a su rostro ruborizado, es cualquier cosa, menos tímido, al confesar la razón de su alegría: su actual historia de amor con la actriz Jenny McCarthy. "Lo único que es capaz de consumirme por completo es el amor", reconoce Carrey, quien dice haber cambiado casi radicalmente su perspectiva de las cosas desde que conoció a la bella McCarthy. "Siento que este encuentro llegó en el momento en que me siento más listo que en cualquier otra etapa de mi vida para sostener una relación. Nos fortalecemos, nos sentimos en el mismo camino; todo es realmente... real", confiesa. (...) Aquí, Carrey personifica a Walter, un padre de familia que vive una vida perfecta, hasta que un día su esposa (Virginia Madsen) compra un extraño libro de autor anónimo cuyo tema es el número 23. A partir de ese momento, ambos comienzan a distanciarse y su existencia empieza a verse rodeada de distintos tipos de amenazas. El asesinato es una de ellas. Walter, además, tiene una apariencia muy diferente de la de la inmensa mayoría de los personajes que hasta aquí encarnó Carrey en el cine, con una cabellera larga y oscura, además de exhibir en buena parte del film un amplio, sobrecogedor y gótico tatuaje en el cuerpo. "A Jenny le gustó -bromea Carrey-. Es increíble lo que un tatuaje puede lograr en una mujer." (...) "Lo que más me gustó del personaje es que se trata del máximo ejemplo de jefe de familia que podemos imaginar. Lo único que quiere Walter es una vida normal. Representa a cualquiera de nosotros cuando sólo piensa en cosas que le aseguren cierta estabilidad. Pero también, como la mayoría de nosotros, Walter vive en medio de una negación. Yo estoy convencido de que estamos constantemente negando el hecho de que vivimos en bandejas de piedra que flotan a través de un universo desconocido". (...) "Un amigo mío, en Canadá, me transmitió esta inquietud porque lo veía por todas partes. Llegó a enviarme un libro sobre el caso del número 23 que reproduce todos los hechos extraños y raros provocados supuestamente por este número. Pensé que mi amigo estaba loco, pero a partir de ese momento yo mismo empecé a ver 23 por todos lados. De repente, empecé a volver locos a todos mis amigos", comenta Carrey. Y cuenta que en un momento alguien mencionó el salmo 23, aquel que dice: "El señor es mi pastor, y aunque camino por el valle de la sombra de la muerte no le temo a mal alguno". "Se refiere a vivir sin miedo y a comprobar que uno mismo tiene que hacerse cargo de eso", explica Carrey, para quien muchas cosas comenzaron desde ese instante a cobrar sentido, a tal punto que decidió cambiar el nombre de su compañía productora: dejó de llamarse Pit Bull y ahora se titula JC23. Coincidencias extrañas "Estaba en mi oficina -recuerda- chateando por Internet con un amigo acerca del cambio de nombre de mi compañía y él empezó a referirse al salmo 23, hablando de él con aquello del «valle de la sombra de la muerte». En ese mismo instante, otro amigo llegó hasta mi oficina con un diario que tenía como titular «Florece el Valle de la Muerte». Era la primera vez que ocurría algo así en un siglo en California, gracias a un período extraordinario de lluvias. Esas tierras secas estuvieron 100 años esperando el agua. En ese momento, pensé que estaba en camino hacia un viaje muy extraño y especial. Me subí a mi motocicleta, me fui hasta el Valle de la Muerte y pude comprobar que era cierto. Y también muy hermoso." No tardó en llegar a la vida de Carrey otro episodio con un toque algo fantasmal. "Estaba explicándole el cambio de nombre a otro amigo y él me contestó: «¡Qué curioso! Acabo de terminar un guión acerca del número 23». Me empecé a volver loco." Las extrañas coincidencias no acaban aquí. Carrey tiene una carpeta de fotos en las que se documentan "23 incidentes" y están registradas con el teléfono celular del actor. "Mire -dice Carrey, abriendo la carpeta-, aquí hay una camioneta remolcada desde el lugar donde chocó a mi auto con el número 23 en el costado. Es el coche número 23 de una flotilla. Le pedí al conductor que me sacara una foto junto al auto. Mire el auto que está frente a nosotros en la foto: tiene el número 23 en la placa con su patente". Y continúa: "Cuando llegué al hotel, estaba alojado en la habitación 1223. Me asomé a la terraza, y el toldo que estaba cruzando la calle correspondía al número 323. Y cuando pedí el desayuno estaba el 23 escrito sobre uno de mis panqueques. De acuerdo: esto último es un chiste, pero lo demás es absolutamente verdadero, como para asustarse y sentir que estamos frente a algo monstruoso". Antes de esta entrevista, Schumacher aportó su propia experiencia con el número 23, que, según sus palabras, ocurrió el mismo día en que firmó contrato para hacer la película. "Iba a ser mi película número 20, pero imaginé que podría ser la número 23. De repente pensé en los largometrajes para televisión que había dirigido y al contarlos llegué a la conclusión de que se trataba de mi trabajo número 23 como director. No veía la hora de llamar por teléfono a Jim para contarle todo esto", dijo el director.
sábado, 21 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario