DURANTE un mes o así, no se habló en los Estados Unidos de otra cosa: lo espléndido que estaba Jim Carrey en "The Truman Show", sus serias aspiraciones al Oscar, lo mucho que recordaba a Tom Hanks en "Forrest Gump", el fenómeno cinematográfico del año y no se hable más. Del `gumpismo' a la `trumanía'", nos advertían las revistas. Clamor casi unánime en las críticas: ingeniosa, brillante, genuina, mágica película... Truman Burbank, el último antihéroe americano. Su rostro ubicuo, inmortalizado en la pantalla gigante de Times Square.
lee todo el artículo de Carlos Fresneda
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