martes, 17 de abril de 2007

ENTREVISTA A JIM CARREY EN CLARIN.COM

Elegido por la BBC de Londres como uno de los diez mejores comediantes del planeta, en un combo que incluye a Groucho Marx y a Woody Allen, a Carrey le fascina experimentar en aguas más profundas y muchísimo menos graciosas, aún a riesgo de que la taquilla no le réditos. "Esta dualidad me nació de chico —explica—, cuando tenía 8 o 9 años solía encerrarme en mi placard a escribir cuentos existenciales, cosas oscuras en las que buscaba el sentido de la vida. Minutos más tarde iba a la habitación de al lado, donde yacía mi mamá, muy enferma, y le hacía monigotadas para entretenerla".
¿Y cómo nació la fascinación por "el enigma del número 23"?
Cuando vivía en Canadá tenía un amigo que estaba obsesionado, podía sacar el número 23 de cualquier cosa. Empieza como un juego, leés las chapas de los autos, sumás las fechas de los cumpleaños, y terminás encontrando el número en todas partes. Las letras de mi nombre y las de Virginia suman 23, las letras de mi nombre y las de Joel suman 23. Mi productora se llama JC23 Entertainment debido a esta fascinación y por eso cuando me enteré que había un guión que hablaba del tema quise leerlo. Creo que este es un lindo juego para jugar con la audiencia, me gusta que la gente se vaya del cine con algo para pensar y no sólo con una bolsa de pochoclo vacía.
(...)
En la película en la que representaste a Andy Kaufman no salías de tu personaje ni aún en los descansos de filmación. ¿Fue igual aquí?
No, esa fue la única vez, creí que Andy se merecía de mi parte esa concentración, pero generalmente trato de no llevarme el personaje a casa. Una maestra en eso es Meryl Streep, uno la ve en el estudio super relajada aún cuando un rato después tenga que sobrevivir la peor de las catástrofes en cámara. Es toda una lección. Volvés a encarnar un personaje real en "Ripley, Créase o No", dirigido por Tim Burton. ¿Cómo te estás preparando?
Va a ser maravilloso, es un mundo muy interesante para explorar. Ripley fue el campeón de los que eran desestimados por todos, de los distintos, los freaks. Lo que he descubierto es que a él le encantaba celebrar la vida y sobre todo probar que todos somos especiales. No importa cual sea nuestra especialidad.

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