Más de tres horas diarias de sesión de maquillaje le ha costado a Jim Carrey meterse en la piel del Grinch (nunca mejor dicho), una resentida criatura que decide robarles la Navidad a los habitantes de la nevada Whoville. En su camino se encontrará con Cindy Lou Who, una pequeña moquezuela que también tiene algo que preguntarse sobre el verdadero sentido de la Navidad.
Puntuación: 5.5 / 10Banda Sonora Original: *****
Detesto a Jim Carrey. Odio sus gestos y exageraciones, me incomodan sus muecas y, salvo excepciones, no tengo un recuerdo muy grato de las películas en las que ha trabajado. Ahora bien, reconozco que borda los papeles en los que ha interpretado a personajes que se asemejan a cualquier arquetipo sacado del cómic, como es el caso. De ahí que, en esta ocasión, el conocido actor no sea el culpable de que este filme dirigido por Ron Howard sea mejor o peor. Y tampoco lo es el hecho de que El Grinch se trate de una típica producción navideña, muy familiar e infantil, que no entiendo cómo puede causar sarpullidos en alguna parte de la audiencia, más proclive a aupar a los altares a los vacíos guiones de Tarantino, por ejemplo, a quienes elogian por ser más subversivo. No obstante, El Grinch tiene cierta "mala leche", y se adivina una leve crítica al consumismo propio de las épocas navideñas, al igual que se hayan presentes los habituales mensajes acerca de la manipulación de las masas, la diferencia y la ausencia del verdadero espíritu de la Navidad. Por tanto, y desde el punto de vista del contenido, habrá opiniones para todos los gustos, tan dispares como, en ocasiones, injustas.
Por ello, yo prefiero centrarme en aquello que en verdad busca el espectador medio: ¿encontrará aquí un producto entretenido o un filme tan mortalmente aburrido como algunas de las producciones infantiles que siempre nos invaden por estas fechas? Me atrevería a responder que sucede lo primero. Y lo digo porque El Grinch no sólo encantará a los pequeños de la casa, sino que también satisfará a sus padres, o al menos no se quedarán dormidos en sus butacas. Y es que los guionistas han tenido el acierto de añadir detalles que sean atractivos para todos, guiños que satisfagan las necesidades de todos los espectadores (de ahí, seguramente, las brutales recaudaciones de la película en medio mundo). A mí me divirtió especialmente el instante en el que se parodia a las películas de acción, justo cuando explota el diminuto coche que momentos antes había robado El Grinch. También me gustaría alabar a la joven actriz Taylor Momsen, que está adorable en su papel de Cindy.
Pero si hay algo que destaca en la película es el excelente trabajo de todas las personas anónimas que han colaborado en la construcción de tan fastuoso filme. Maquilladores, diseñadores de vestuario, decoradores, responsables de efectos visuales,... Todos sacan nota en sus tareas, y es injusto no tenerles en cuenta a la hora de valorar esta producción de la Universal desde el punto de vista visual. Ron Howard no arriesga en ningún momento en la realización, sabe que está trabajando con excelentes técnicos y deja que sean ellos los protagonistas. Es increíble contemplar a Jim Carrey enfundado en su piel verde (si no fuera por sus movimientos, no sabríamos que es él), e igual de portentoso es vislumbrar las festivas secuencias de la ciudad o aquéllas otras en las que el trineo ha de descender por la montaña en la que vive El Grinch. Son delirios visuales que merecen ser valorados e incluso fundamentan el visionado de la película.
Ya por último, decir que la partitura de James Horner no asombra en ningún momento, simplemente se acopla muy bien a las imágenes aunque sin embellecerlas. Es, sin duda, una partitura agradable pero que fuera de la película no llenará a los seguidores del compositor de Willow, salvo a los que no sean muy exigentes. Sin duda, se echa de menos la existencia de temas centrales más nítidos. Eso sí, Horner habrá disfrutado de lo lindo "plagiando", esta vez sin que nadie se lo eche en cara, la composición de algún colega suyo (así sucede cuando suenan las notas de Carros de Fuego; debería parodiarlas, pero en realidad son casi un calco de las que escuchábamos en el tema principal de la aclamada obra de Vangelis).
Dirección: Ron Howard.
País: USA.
Año: 2000.
Duración: 105 min.
Interpretación: Jim Carrey (el Grinch), Taylor Momsen (Cindy Lou Who), Jeffrey Tambor (alcalde May Who), Christine Baranski (Martha May Whovier), Molly (Shannon (Betty Lou Who), Bill Irwin (Lou Lou Who), Clint Howard (Whobris), Jeremy Howard (Drew Lou Who), T.J. Thyne (Stu Lou Who), Lacey Kohl (Christina Whoterberry), Nadja Pionilla (Junie), Anthony Hopkins (narrador v.o.).
Guión: Peter S. Seaman y Jeffrey Price, basado en el libro de Dr. Seuss.
Producción: Brian Grazer y Ron Howard.
Música: James Horner.
Fotografía: Donald Peterman.
Montaje: Daniel P. Hanley, Michael J. Hill y Mike Hill.
Diseño de producción: Michael Corenblith.
Dirección artística: Lauren E. Polizzi y Dan Webster.
Vestuario: Rita Ryack.
Decorados: Merideth Boswell.
Efectos especiales: Digital Domain.
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